Después de 3 semanas encerrada en casa con virus de estos que te dicen que vienen para un par de días y casi tienes que empadronarlos en casa....estaba ya un poco saturada de noches en vela y velas de mocos, tos, llantos, malestar en los pobres niños...en fín, no te voy a contar nada nuevo que no hayas leído por ahí en estas fechas.
Casi todo el que me conoce sabe que me gusta la calle, de echo, el otro día salí al hospital por una intervención de mi madre y me pareció hasta corta. Siempre estaría dispuesta a irme a una terraza a tomar el sol, un manchado y leer un poco en la tablet (a que tú también?jijijiji) o simplemente alcahuetear con la gente que pasa por la calle... Y es que yo adoro a mi familia, pero es que también necesito esos ratitos en los que parece que se detiene el tiempo, en el que no miras ni el teléfono, ni el reloj pensando que toca desayuno, merienda o cena, con antibiótico, sin ibuprofeno...etc...
Desde hace más de 3 años en los que decidimos que mi conciliación sería dejar el trabajo he podido disfrutar de criar a mis hijos personalmente, que os puedo asegurar que es el mayor regalo que me han podido dar, pero tengo que confesar...que....cuando estoy en casa.....se me cae el techo encima....
y es que será que soy de pueblo, que me gustan los espacios abiertos, no lo sé.... pero sí, meencanta gusta la calle.
Pasear, ver gente, saludar, sentir el aire , oir los pajaritos....
He comprobado que cuando me paso mucho tiempo sin salir me chuchurro, tengo menos paciencia, hasta me ducho menos! Por eso mi querido esposo (espero que no sea por lo de ducharme) me ha preescrito que varios días a la semana elija algo que hacer yo solita. Una actividad en la que pueda desconectar, airear... y ni corta ni perezosa me he apuntado al Yoga.
Me ha gustado, aún no perfecciono la postura de la alondra, y no termino de verme en la postura de la pinza, quizá por el michelón que se me quedó del último embarazo, más bien parezco una <.... en fín, que durante dos días a la semana, durante una hora me dedico a mí.
La verdad que tengo bastantes expectativas puestas en esta actividad. Desde luego ya cuando desde el minuto uno estoy destensando los músculos del cuello, me está mereciendo la pena ir...
Casi todo el que me conoce sabe que me gusta la calle, de echo, el otro día salí al hospital por una intervención de mi madre y me pareció hasta corta. Siempre estaría dispuesta a irme a una terraza a tomar el sol, un manchado y leer un poco en la tablet (a que tú también?jijijiji) o simplemente alcahuetear con la gente que pasa por la calle... Y es que yo adoro a mi familia, pero es que también necesito esos ratitos en los que parece que se detiene el tiempo, en el que no miras ni el teléfono, ni el reloj pensando que toca desayuno, merienda o cena, con antibiótico, sin ibuprofeno...etc...
Desde hace más de 3 años en los que decidimos que mi conciliación sería dejar el trabajo he podido disfrutar de criar a mis hijos personalmente, que os puedo asegurar que es el mayor regalo que me han podido dar, pero tengo que confesar...que....cuando estoy en casa.....se me cae el techo encima....
y es que será que soy de pueblo, que me gustan los espacios abiertos, no lo sé.... pero sí, me
Pasear, ver gente, saludar, sentir el aire , oir los pajaritos....
He comprobado que cuando me paso mucho tiempo sin salir me chuchurro, tengo menos paciencia, hasta me ducho menos! Por eso mi querido esposo (espero que no sea por lo de ducharme) me ha preescrito que varios días a la semana elija algo que hacer yo solita. Una actividad en la que pueda desconectar, airear... y ni corta ni perezosa me he apuntado al Yoga.
Me ha gustado, aún no perfecciono la postura de la alondra, y no termino de verme en la postura de la pinza, quizá por el michelón que se me quedó del último embarazo, más bien parezco una <.... en fín, que durante dos días a la semana, durante una hora me dedico a mí.
La verdad que tengo bastantes expectativas puestas en esta actividad. Desde luego ya cuando desde el minuto uno estoy destensando los músculos del cuello, me está mereciendo la pena ir...
Tengo que deciros que cuando dejas de tener tus rutinas de trabajo, obligaciones fuera del hogar y demás, los primeros días que empiezas con algo nuevo, la comodidad que has tenido tiempo atrás te hace buscar excusas o bien para abandonar o bien para saltarte algún día.
Tenía claro que pasaba de apuntarme al gimnasio, pagar para no ir, quizá el primer día, una vez dentro y sentirme desubicada abandonar al siguiente. Así que me tomé unos minutos para ver qué es lo que me pasaba y qué podría buscar para cubrir esa necesidad que tenía.
Pensé que llevaba tiempo tensa, nerviosa, desmotivada, así que no podría empezar con algo grande, esta vez, tenía que pensar en algo que no me supusiese un gran esfuerzo pero que me ayudaría a salir de la muy utilizada zona de confort.
Y he aquí que con la ayuda de nuevo de mi marido me decidí por el Yoga. Luz tenue, música relajante, estiramientos de músculos que no sabía que tenía y una hora en la que solo tengo pensar en no pensar.
Todos sabemos que trabajar y llevar una familia adelante no es fácil...pero trabajar poco o no trabajar, llevar una familia adelante y estar en casa tampoco lo es, por lo menos para mí.
Agradezco tener un marido como el que tengo, que nos facilita la vida, que no pone el más mínimo impedimento a la hora de dejarlo con los niños y tomarme ese respiro que sabe que necesito de vez en cuando aún a expensas de quitárselo él.
Así que ya sabéis cuando son mis ratitos de fuga....buscad el vuestro para poder volver a encontraros!
Por cierto Cari, que se me ha olvidado decirte que mañana quería cenar con Claudia. Te quiero!!!
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